martes, agosto 29, 2006

Océanos de fuego desbandan tu mirada ultrajando el horizonte, con el silencio enredado entre los dedos, alargas la espera acariciando suavemente los recuerdos de un mar arcano que ahora yace en la memoria de infames y desdichados augurios de tormenta. La brisa alborota tu cordura y pretendes hablar con voz de mar embravecido, pero en tu boca solo yace la dulzura de la espuma que acaricia los pies de nuestros sueños, destinados a morir ahogados entre las obscuras aguas del mundo. La delicadeza del vuelo que rasga el cielo estrellado y el salino aliento de un amanecer tardío despiertan del sopor a las huellas dormidas en lo profundo de la tierra, huellas que las aguas guardan también en sus corazones, como yo guardare el recuerdo de tu sonrisa pasajera cuando el anochecer caiga sobre nuestras vidas y el sol vea nuestro propio ocaso desde su alto trono de infinita soledad.

domingo, agosto 20, 2006


La cristalina y turbia gota de espanto poco a poco se tiñó del hedor a muerte que se apoderaba de los cuerpos. La nube, con paciencia, la vió venir y con reposo dispuso su pecho para ser abierto de para en par, como las puertas de un infierno acogiendo a su desdichada presa, asi y todo penetró con sigilo, sin notarlo se sumió en las llamas que lamían sosegadas cada uno de sus ideales hasta desentrañar su esencia y desgarrarla con furia. Un grito ahogado se mezcló en el aire con el silencio póstumo y nostalgico que se difuminaba en los pulmones... en un segundo todo volvió a la calma, todo se tornó hacia adentro a reñir con sus propios miedos, a destruir sus propios sueños, a revolver sus propias calmas, hacia dentro, con furia y en silencio, hacia dentro, estrellandose en sus propias paredes, hacia dentro, de a poco muriendo, hacia adentro...