jueves, mayo 10, 2007

De dulce a lo salado otra vez

El espacio se vuelve eterno cuando caminamos entre espasmos de frio y miel, cuando los jardines encienden las luces del alba con un cantar de aromas profusos bajo la piel, cuando las hojas caen en un estrepitoso silencio que perturba la claridad de las distancias. El tiempo puede deternse al volverse eterno, y en su inmenso corazón de hierro querer desgastar nuestros respiros, pero los ojos de la vida te miran fijo esperando la sincera respuesta, y es preferible ser ciego y evitar sostener la mirada por demasiado tiempo. Las lagrimas desdibujan sus excusas profiriendo rezos de sumision eterna hasta que la palabra misma se tortura como la gran mentira del universo, la que nos condena a la tierra y a los vivos, al dolor y el pan de cada dia, al deber y la libertad.