domingo, abril 16, 2006

Rosas


El sol ocultó con pereza los cuerpos desnudos, dándole paso al sopor de la noche, ella se levantó despacio para retomar la ya acordada rutina, deslizarse, besar el vació con ternura y volver a dormir. Él se quedó en silencio un segundo y creyó que el mundo entero se detendria para que continuase en ese lapso de soledad... pero no, el sol se despertó con brutal alegría despojándolo de su amada libertad nocturna.
Pero algo había cambiado, ella lo sabía y lo ocultaba, él se esforzaba por comprender. No se miraron, no quisieron decirlo... solo se conformaron con descubrir que la rutina se había terminado.