domingo, junio 25, 2006

Ángel del desierto

Entre las hojas de arenisca y los riachuelos de sed, con pereza se acurruca nuestra inocente esperanza, los pétalos cubriendo el torso desnudo de melancolía y sus manos aprentando fuerte nuestros abrazos contra su pecho, nada enturbia su dulce sueño, nada oculta tras su infinita ternura, más aún nos queda el recuerdo de sus pasos por el infinito desierto de la vida, tras la cual hizo senda nuestro amor sin llegar más que a un abismo de locura donde poco a poco se durmió, como un niño, en el regazo del olvido.

1 comentario:

_-Sahako-_ dijo...

o.o
esta muy bueno
no tenia idea de k escribias =D
salu2 ^^

~~Teffa