Los principios herméticos

El Hermetismo, cuya cuna fue el antiguo Egipto, se denomina la clave maestra para abrir las puertas de todas las enseñanzas, esta “alquimia mental” fue impulsada por Hermes Trismegisto, el tres veces sabio, y fueron transmitidas de maestro a aprendiz durante decenios.
La sabiduría hermética pretende inculcar en sus aprendices, primero que nada, la conciencia de que el ser es dueño de obrar en si según voluntad y que el control de la realidad que rodea al ser depende del manejo que este tenga de las propias facultades.

Así el hermetismo trabaja con siete principios místicos que sirven de base para el aprendiz, los cuales, pretenden despertar la conciencia dormida de éste e impulsarlo a trabajar en cada uno de ellos, y de este modo llegar a la preciada “transmutación” tan codiciada por los alquimistas, pero que en este caso se eleva más allá de los metales para alcanzar las dimensiones mentales y espirituales.

Los siete principios herméticos son los siguientes:

I.- El principio de Mentalismo: «EL TODO es MENTE; El universo es mental.»

Este principio nos habla del universo como una creación mental del Todo, el Todo está detrás de cada proceso u objeto percibido por nuestros sentidos. Que todo cuanto concebimos como realidad es netamente espiritual y por ende, susceptible de ser modificado.
Este principio explica la verdadera naturaleza de «energía», «poder» y «materia», y por qué y cómo están todos éstos subordinados a la maestría de la mente.
Cuando el aprendiz toma conciencia de que puede obrar inteligentemente dentro de este universo y dejar de ser utilizado por él, es cuando comienza el verdadero camino a la formación del hombre integral.

II.-El principio de correspondencia: «Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba.»

Este principio nos lleva a ejercitar al máximo nuestro raciocinio, pues mediante este axioma hermético se nos impulsa a deducir de lo conocido verdades desconocidas.
Un ejemplo sería la creación de silogismos.

III.-El principio de vibración: «Nada descansa; todo se mueve; todo vibra.»

La sabiduría hermética no enseña un principio que pudiese parecer lógico si aplicamos los conocimientos modernos sobre el modelo atómico, sin embargo, de este principio se extraen verdades mucho más profundas.
El Kibalion nos habla de “Escalas de vibración” en la cual representa al Todo como la cumbre de ella por poseer una vibración infinita y a los elementos más densos, como lo material, en el extremo inferior, por poseer una vibración muy lenta.
Cuando el aprendiz está en conocimiento de esta verdad, y mediante el perfeccionamiento de ésta, puede llegar a descubrir tanto sus propias vibraciones como las de los demás y controlarlas.

IV.-El principio de polaridad: «Todo es dual; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos; semejante y desemejante es lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado: los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades; todas las paradojas pueden ser reconciliadas.»

En sustancia este principio nos lleva a la verdad de que no existen verdades absolutas, no existe la idea absoluta de lo frío o lo caliente, del amor o del odio pues todas estos términos, aunque parezcan antónimos, no son más que dos extremos de una misma cosa. Para que lo entendamos mejor, se podría decir que, sin tener un conocimiento previo de lo que es frío nos sería imposible definir el calor, es por ello que la oscuridad no puede tener otra definición más exacta que la de “falta de luz”, pues , aunque luz y oscuridad sean opuestos, no dejan de ser otra cosa que fenómenos luminosos.
Es por esto que, con el perfeccionamiento de este principio, el aprendiz puede llegar a dominar la “transmutación”, por ejemplo, del mal en bien. Convirtiendo al principio de polaridad en una alquimia mental.

V.-El principio de ritmo: «Todo fluye, fuera y dentro; todo tiene sus mareas; todas las cosas suben y bajan; la oscilación del péndulo se manifiesta en todo; la medida de la oscilación hacia la derecha es la medida de la oscilación hacia la izquierda; el ritmo compensa.»
El dominio de este principio ayuda al hermetista a descubrir “la ley mental de neutralización” es decir, a conocer la manera de no ser preso del vaivén del cosmos, sino que, también aplicando el principio de polarización, llegar a establecerse en un extremo del “movimiento pendular”, y de esta manera saber utilizar inteligentemente este principio para obtener una estabilidad, sin ser preso de él.
La oscilación natural del mundo nos lleva del amor al odio, de la alegría a la tristeza siendo presos de su continuo movimiento, sin embargo, perfeccionando este principio podríamos llegar a neutralizar este efecto manteniéndonos en un estado de firmeza.

VI.-El principio de causa y efecto: «Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley-. casualidad no es sino un nombre para la ley no reconocida; Hay muchos planos de causación, pero nada se escapa a la ley.»

En el Kibalion se nos presenta la existencia de distintos planos, y al hermetista como capaz de acceder a un plano superior, en el cual deja de ser un efecto para corresponder a una causa, es decir, el aprendiz logra superar la dominación bajo la que se encuentran las masas incapaces de cuestionarse o pensar por si mismas, presas de la sugestión y el manejo. El dominio de este principio le ayuda a obrar, mediante la perfección de sus facultades, en los planos inferiores, pasando a ser uso del principio y no una herramienta de este.

VII.-El principio de género: «El género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino: el género se manifiesta en todos los planos.»

El Hermetismo estudia el principio de creación y regeneración, hallando en estos la base del género, siempre están en acción los principios de femenino y masculino, no solo en el plano físico, sino que también en el mental y espiritual. En este punto es bueno aclara que se habla de género como principio generador, y no con la acepción de “sexo” con el cual solo se determinan las diferencias físicas entre un macho y una hembra.

Conclusión.
Los principios herméticos son axiomas que sirven de guía para el aprendiz, y lo impulsan a la perfección de las propias facultades con el fin de influir positivamente en su entorno, al cual presenta, desde un primer momento, como un plano mental y espiritual regido por leyes inamovibles, peor sin embargo, susceptible de ser modificado.
En un universo mental solo se puede trascender mediante la utilización de la mente, y esta se puede comparar con un ave que emprende el vuelo a la inmensidad de un cielo azul. El ave debe contar con ciertas herramientas de las cuales valerse mientras aprende a volar, la primera gran ayuda es la revelación del aire como un medio transitable mediante el vuelo, es decir, que el caminar cabeza abajo por la polvorienta tierra no es una obligación, sino que una opción.
Luego de que el ave comprende y descubre el vuelo tenderá a perfeccionarlo, y poco a poco se irá dando cuenta de que el aire no es siempre el mismo, que está en movimiento y que en él existen distintas corrientes, unas cálidas otras frías, algunas que pueden hacer zozobrar su vuelo y otras que puedan impulsarlo, pero al entender el ave que ambas corrientes comparte la misma sustancia, es decir, el viento, sabrá perfeccionar su vuelo y llegar a encontrar la manera de ubicarse en el punto exacto en el cual logre una “neutralización” obteniendo, de este modo, una seguridad inigualable en el vuelo.
Los principios herméticos, son, en sí, verdades que sirven de luz mientras el aprendiz se sumerge en la inmensidad del universo mental, tanto íntimo como aquel que denominamos entorno.

“Cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de llenarlos con sabiduría” (El Kibalion)



Bibliografía

Y A:\LIBRERÍA ESOTÉRICA - YUG.htm
Y A:\Principios Herméticos y El Hermetismo.htm
Y “El Kibalion” Tres iniciados