martes, enero 24, 2006

Los estragos de la distancia

La doncella esperó y esperó pacientemente a su amado... él le había dado su palabra y ella confiaba ciegamente.


El frío le colaba los huesos en aquella oscura habitación, afuera las bestias se agitaban con furia recordando a las almas tristes que el galope voraz de la noche se hacía presente... el miedo no podía aún con su esperanza, el solo hecho de saber si él estaba bien, leer sus palabras, sentirse cercana a él pese a la distancia le daba fuerzas para ir en contra del mundo, si este se negase a que ella continuase con su espera.
De pronto la noche cerró perpetua... el camino hasta su hogar se dibujaba difuso en el horizonte y ella sintió menguar sus fuerzas, las lágrimas se agolparon en sus mejillas...¿ y si él no llegaba nunca? un escalofrío le recorrió la espalda, con tristeza intentó repetirse una y otra vez... el llegará, él llegará, el dijo que llegaría y así lo hará... pero nada parecía enjugar su llanto, la hora acordada se enredaba ya en el olvido del tiempo y todo parecía indicar que su amado no llegaría jamás.
Las horas pasaban, y cuando no quedaba otra cosa que entregarse al llanto, temerosa y con los miembros congelados resolvió entregarse al oscuro paraje y recorrer a ciegas el camino que la llevaría hasta su hostil hogar.
Ahora solo la duda invadía sus pensamientos... ¿porque su amado la había abandonado?


Pero la doncella no sabía lo que pasaba al otro lado del mundo, donde su amado sufría un cruel destino... tal vez aun más cruel que el aciago tormento que padecía su amada. Él estaba de manos atadas, tan cerca y tan lejos de su amor, que sentía sus entrañas quemándose por dentro. Jamás se habría imaginado que algo tan pequeño e insignificante podría ser el mayor de los obstáculos para poder enviar sus pensamientos a los remotos confines de las verdes y prístinas tierras en las que moraba su bienamada.

Fue terrible. Cuando arribó a su refugio en el exilio, el solitario desterrado se reconfortaba en la idea de poder comunicarse con la dama a la cual había jurado entregas hasta el más pequeño vestigio de su alma. Mas en ese instante un helado punzón atravesó su corazón y puso en jaque sus esperanzas. La pequeña prima, a la que él quería mucho, pero que se había convertido en una adicta a un ancestral juego de raquetas y pelotas, se encontraba en el puesto que el forastero deseaba ocupar con anhelo. Tras recuperarse del duro golpe que había helado la sangre en sus venas, se acercó a la muchacha con la esperanza de que esta pudiese entregarle el control del mágico artefacto que podía destruir, aunque fuese en parte, las barreras del tiempo y el espacio. La suerte pareció sonreírle de nuevo, pues la pequeña le dijo que en un rato más podría hacer uso de la máquina. Confiado, con las esperanzas revitalizadas, el joven se aprestó a acompañas a la hermana de su madre en una frugal comida. La mera posibilidad de leer las palabras de su doncella bienamada lo colmaban de una felicidad tal que todo el mundo le parecía un lugar perfecto. Aun era temprano, así que no habría problema.

Pero los hados del destino son cambiantes y adversos y suelen regocijarse en el castigo cruel y desmesurado de los amantes. Así, cuando el cronista se aprestó a ocupar el lugar que le había sido prometido, se encontró con una tragedia aun mayor que la anterior. Si aquella le había helado la sangre, esta le destrozó el corazón de golpe y lo dejó sufriendo un lento calvario que lo desangró el resto de la noche. La pequeña mentirosa lo había traicionado. No sólo seguía al mando del artilugio, sino que ahora estaba avocada a la ininterrumpible tarea de la codificación y grabación de la imagen y el sonido en los mágicos discos tornasolados.
"Tranquilo -pensó el deseperado precticante- seguramente esto no tomará demasiado tiempo. Al parecer son extractos de torneos de aquel juego que la envicia". Cuan equivocado estaba el pobre hombre. Las horas-si, horas... largas horas llenas de sufrimiento- pasaron lentas y toruosas. Atento a cualquier pequeño cambio en la situación el amante carcomido por el ansia, era incapaz de dedicarse a cualquier otra tarea por mientras. La posibilidad de perderse una ocasión de interrumpir la labor de su malvada torturadora era inaceptable. Mas la noche se hizo vieja y la oportunidad jamás llegó. Al fin, el pobre se dio por vencido. No fue la derrota misma la que lo hizo rendirse, sino cronos mismo, pues las tinieblas nocturnas ya se habían extendido tanto que pensó que sería imposible que su amada lo continuase esperando. El sufrimiento para él fue múltiple. No sólo sentía la angustia abrasadora que le helaba el corazón, debida a la añoranza de su bienamada; también se retorcía de congoja al imaginar el dolor, la angustia y, tal vez, el reencor de su doncella. Era comprensible, después de todo, que ella lo detestarse en aquel momento. Ante sus ojos velados por la distancia, él le había fallado; no había cumplido su promesa. Mas había aun miles de otros sentimientos que se agolpaban en el espíritu del maldito exiliado. Tal vez el más poderoso de ellos era la ira que sentía. ¿Cuantas veces más debía fallar en su palabra por la trición de otros? El reencor crecía en su interior y se maldecía a si mismo por la posición qu eocupaba en aquel momento. La confianza que el desgraciado tenía en el mundo se empezó a desmoronar... tal vez debía dejar de actuar con respeto hacia los demás y entregarse a la ley de la selva. ¿Debía sobrevivir a cualquier costo? La idea le parecía cada vez más tentadora. Pasó un largo rato antes que pudiese conciliar el sueño. Los tormentos no lo dejaban descansar. Así, al día siguiente, el malogrado cronista, despertó sin un ápice de energía. Morfeo también se había ensañado con él y el reposo le fue vedado. El cansancio lo acompaña hasta ahora, cuando, como nunca antes, siente el peso del destino y la falta de voluntad de hacer cualquier cosa. El mero hecho de pensar en las lágrimas vertidas por la reina de sus sentimientos, le destroza la vida y lo llevan a sentir un profundo odio hacia si mismo. La única esperanza que le queda, es confiar en que ella lea estas lineas y se entere de la tragedia que le tocó sobrellevar al hombre que la ama con devoción, pues no es en caso alguno menor que la suya propia.


Sin embargo… lejos, muy lejos en las profundas tierras del dolor la agonía adormecía poco a poco los sentidos de la doncella y su cuerpo se congelaba incapaz de retener por mas tiempo el alma herida que suavemente se escapaba en busca de un amanecer… todo su amor fue sepultado entre las grietas que hizo la muerte en el tiempo y toda su esperanza se diluyó en el viento como el sutil aliento con el que invocó por última vez el nombre de quien amaba ...


5 comentarios:

Miguel A. Fuentes Buchholtz dijo...

que lindo!! n_N y ey! yo si lo lei entero! n_n y.. en realidad es bien asi... con todas las palabras e incluso mas n_n (claro ke se repite un trozo) y por supuesto ke te puedo decir como hacer algunas cositas... es tan facil como copiar y pegar.. n____n

Miguel A. Fuentes Buchholtz dijo...

el otro dia me pegue una vueltita por niebla pu... me fui en el clasico minibus, pero no me atrevi a visitarte por los perros diabolicos :S les tengo mucho miedo pero cuando sea mas valiente ire n_n

Kaos dijo...

Jo.... así que al final lo publicaste mi amor. El final extra que le pusiste está muy bueno, pero extremadamente triste. T__T

Por suerte el fianl real no fue tan trágico.

Por cierto mi amor... ¿Qué te pareció mi artículo? Recuerda que eres mi editora º_-

Aps... me di una vuelta por el centro para buscar figuras. Encontré las de Corpse Bride, las grandes. Pero estaban crengas... claro que la único que los tenía era la Japanimation... y esos tipos son unos ladrones. Victoria salía a 14 lucas y los demás (puros secundarios) a 12.

En todo caso me voy a dar una vuelta por el Portal y por Las Palmas mañana.. ahí no son tan ladrones.

Cuidate mi amor.. te amo muchísimo.

Blutspan dijo...

25/10

y tu?

Princesa Panda dijo...

Jejejeje... corregido lo del doble parrafo... n_n